Mi química son sus risas, sus miradas y su aguante
Sus manos que están tendidas, sus abrazos y paridas.
Los títulos se los ha ganado
y no están en un papel.
Tiene un master en quererme.

SIESTA

Acostada a mi lado 
con los ojos cerrados
Sin notar las piedras que se clavan en la espalda. 
Solo escuchando el compás de nuestra respiración. 
Solo sintiendo la palma de tu mano abierta sobre la mía. 
Bonita siesta.

Sureña

Sureña!
Que ya no estás, que ya no hay pena.
Que no te fuiste, te eché.
Que no me diste, te quité.
El pensarte ya no quema.
Se rompio el reloj de arena
y el tiempo ya no te cuenta
Te robé mil sueños,
caricias y besos
que convertí en versos.
Y ahora estoy libre,
sin condena,
escribiendo a la sureña
que me volvió loca un dia
y cuerda para siempre.
Feliz vida, mi pequeña,
buena suerte en tu viaje
Yo ya empecé uno nuevo,
ligerita de equipaje.

flaqueando

Cuando flaquea el sentido
y se mira en blanco y negro.
Aparece la cobardía y el miedo.

Miedo a la sensación pariente
que se ha atrevido a asomar la cabeza
y a presentarse sin llamar.
Y me veo desde el lugar donde va a parar aquello que nos supera,
que nos hace daño y quema.
No soporto estar arrinconada,
con un mendrugo de pan y un vaso de agua,
 en la cárcel del olvido.